El pasado domingo Eugenio Trías firmaba la Tercera de ABC dedicando un artículo al libro de Job, poniendo en relación la experiencia religiosa del protagonista con la actitud de, los que el filósofo español denomina "nuevos cruzados ateos y agnósticos". Se trata de un artículo interesante, con rigor intelectual, algo no muy común en las tribunas periodísticas que abordan temáticas religiosas. Se puede leer el artículo completo aquí; nosotros destacamos estos párrafos:
A diferencia de los modernos cruzados anti-teodicea, Job nunca pierde fidelidad, confianza. Pero se permite todo tipo de sospechas y resquemores. Pide explicaciones. Quiere mantener viva la comunicación, la discusión. Al final Dios comparece envuelto en viento huracanado: le exhibe sus poderes, le muestra las bondades de su creación… Esa teofanía es el mayor regalo que Job recibe de su Hacedor. Mucho más grande que el premio al que se alude en el final narrativo del texto…
Job protagoniza en versión sufriente la condición humana -efímera y mortal- en su quintaesencia. Sabe desde el principio el abismo que le separa de Dios. Pese a sus destempladas expresiones, ocasionadas en parte por la actitud sumisa de sus amigos, confía en Dios. Por eso mismo le llena de reproches, le pide cuentas, desea pleitear con Él, le apremia a que comparezca…
Dios sabe que Job le había sido siempre fiel, por mucho que le imprecara, o que le tildara de enemigo, de injusto, de causante de sus males sin razón y sin motivo, o de que le acusara de beneficiar siempre a los más malos, perjudicando a los inocentes y a los que sufren. Ganó Yavéh la apuesta al Satán (el Gran Fiscal enemigo de los hombres) presentada de manera espectacular al comienzo del libro. El Satán -que así se le llama en el libro- no consiguió que Job renegara de Dios. Su religiosidad era desinteresada; no derivaba de la opulencia de su bienestar material alcanzado…
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