En un encuentro celebrado el pasado 7 de febrero con los participantes en la Plenaria de la Congregación para la Educación Católica, el Papa dirigió un interesante discurso en el que aborda importantes temas relacionados con la educación: el desafío del relativismo, la interdisciplinariedad, la interculturalidad o la clase de religión. Entreseco algunos párrafos de este discurso, permitiéndome resaltar algunas ideas en negrita:
[…] La educación y la formación constituyen hoy uno de los desafíos más urgentes que la Iglesia y sus instituciones están llamadas a afrontar. La obra educativa parece haberse vuelto cada vez más ardua porque, en una cultura que demasiado a menudo hace del relativismo su propio credo, falta la luz de la verdad, al contrario, se considera peligroso hablar de verdad, infiltrando así la duda sobre los valores básicos de la existencia personal y comunitaria. Por esto es importante el servicio que llevan a cabo en el mundo las numerosas instituciones formativas que se inspiran en la visión cristiana del hombre y de la realidad: educar es un acto de amor, ejercicio de la “caridad intelectual”, que requiere responsabilidad, dedicación, coherencia de vida. […]
Quisiera subrayar también la conexión de la teología con las demás disciplinas, considerando que ésta se enseña en las Universidades católicas y, en muchos casos, en las civiles. El beato John Henry Newman hablaba de "círculo del saber", circle of knowledge, para indicar que existe una interdependencia entre las diversas ramas del saber […] en esta perspectiva las Universidades católicas, con su identidad bien precisa y su apertura a la “totalidad” del ser humano, pueden llevar a cabo una obra preciosa para promover la unidad del saber, orientando a estudiantes y profesores a la Luz del mundo, la “luz verdadera que ilumina a todo hombre" (Jn 1,9). Son consideraciones que valen también para las Escuelas católicas.
Es necesario ante todo la valentía de anunciar el valor “amplio” de la educación, para formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar sentido a la propia vida. Hoy se habla de educación intercultural, objeto de estudio también en vuestra Plenaria. En este ámbito se requiere una fidelidad valiente e innovadora, que sepa conjugar la conciencia clara de la propia identidad con la apertura a la alteridad, por las exigencias del vivir juntos en las sociedades multiculturales.
También con este fin, se pone de relieve el papel educativo de la enseñanza de la Religión católica como asignatura escolar en diálogo interdisciplinar con las demás. De hecho, esta contribuye ampliamente no sólo al desarrollo integral del estudiante, sino también al conocimiento del otro, a la comprensión y al respeto recíproco. Para alcanzar estos objetivos deberá prestarse particular cuidado a la formación de los dirigentes y de los formadores, no sólo desde un punto de vista profesional, sino también religioso y espiritual, para que, con la coherencia de la propia vida y con la implicación personal, la presencia del educador cristiano se convierta en expresión de amor y testimonio de la verdad.
Discurso completo | Zenit
Imagen | Luana Fischer (ITE)