Cuando en febrero de este año se publicó el nuevo currículo de Religión, algunas voces argumentaron que sus contenidos contradicen los de otras materias como la biología, la historia o la física, y que es muy probable que estas contradicciones influyan negativamente en la formación de los estudiantes. La asociación Universitas ha querido aportar a este debate una reflexión sobre la naturaleza de la ciencia y de la razón humana en su dinamismo de conocimiento de la realidad. Entresacamos algunos de los párrafos de su manifiesto.
El motor de la ciencia es el deseo de conocer todo lo que existe, sin límites prefijados, hasta donde el método científico permita llegar. A medida que la ciencia avanza y va resolviendo cuestiones abiertas, esos mismos avances abren la puerta a nuevas preguntas. […] Este dinamismo cognoscitivo está en el origen no sólo de la ciencia, sino también de otros ámbitos de la experiencia humana en su relación con la realidad, como son la indagación filosófica o la pregunta religiosa. Hay interrogantes que nacen de la experiencia del quehacer científico y que sobrepasan su ámbito metodológico […] Negar estas preguntas sería un acto de censura inaceptable en una sociedad libre, como han advertido grandes hombres de ciencia y de cultura.[…] Entre las presuntas contradicciones denunciadas en el debate, se señalan en particular dos: “que (el alumno) reconozca con asombro el origen divino del cosmos” y que sea capaz de “establecer diferencias entre el ser humano creado a imagen de Dios y los animales […] En primer lugar, el hecho de que el universo tenga su origen en una razón creadora no es en absoluto contrario a la razón científica; del mismo modo que atribuir el origen del universo simplemente al azar no resulta, en sentido estricto, científicamente riguroso. […] El orden del universo, las simetrías, o la correspondencia entre las teorías matemáticas y la realidad física, han llevado a científicos de todos los tiempos a maravillarse ante el cosmos. ¿Es más razonable pensar que estas propiedades de lo real provengan del azar que de una razón creadora? ¿Debemos excluir del currículo escolar la hipótesis de la creación por acientífica, pero no, en cambio, la del azar? No vemos contradicción alguna en que en la escuela pueda abordarse el origen del cosmos también desde esa hipótesis. En segundo lugar, la capacidad de tomar conciencia de la realidad en cuanto tal, no como mero estímulo, distingue al hombre de los animales, por mucho que, biológicamente hablando, el hombre sea también fruto de la evolución. […] El hombre, además de ser fruto de la evolución, es también el nivel de la naturaleza en el que ésta toma conciencia de sí misma. Somos a la vez “polvo de estrellas” (pues los átomos que componen nuestros cuerpos se formaron en el corazón de estrellas moribundas hace miles de millones de años) y autoconciencia del cosmos. De nuevo, ¿cómo interpretar esta fascinante evidencia? Y en este sentido, ¿qué contradicción existe con la afirmación de que el ser humano, autoconsciente y libre, haya sido creado a imagen de Dios? […] Pretender excluir del currículo educativo, mediante argumentos metodológicamente errados, estas cuestiones fundamentales, que han interrogado a los hombres y mujeres a lo largo de la historia – lejana y reciente–, solo puede producir un grave empobrecimiento de la experiencia educativa que proponemos a nuestros jóvenes.
Via | AlfayOmega