Es poco habitual que un representante político de nuestro país incorpore al debate público un argumento o unas palabras del Papa para tratar de dar luz sobre un asunto. Ayer, la ministra de Educación –Dª Isabel Celaá– sí lo hizo, refiriéndose a la Doctrina Social de la Iglesia en relación a la polémica sobre el llamado “PINParental”, concluyendo con un expresivo: “Lo dice hasta el Papa”.
Ojalá este gesto sea un indicativo de una actitud de escucha y acogida de las inquietudes y necesidades que desde una perspectiva católica se tiene de un asunto tan importante como es la educación. Por ejemplo, que los alumnos que cursan libremente Religión sientan que su esfuerzo y trabajo tiene un reconocimiento académico similar al de otras materias, y que se escuche la voz de los profesores de Religión en la nueva reforma educativa. Quizá es un momento oportuno de practicar una laicidad positiva.
Como contribución al conocimiento del rico Magisterio de la Iglesia sobre Educación, traigo a la memoria otras palabras que dirigió el papa Francisco a unos educadores en octubre de 2015.
«Si la escuela prescinde o, peor aún, excluye a los padres, sus creencias, sus valores, su patrimonio espiritual y moral, estaría realizando una grave amputación en la educación de los niños privándolos de una dimensión esencial para sus vidas»